miércoles, 6 de octubre de 2021

GIULIETTA MASINA



Giulia Anna Masina, conocida artísticamente como Giulietta Masina, nació el 22 de febrero de 1921 en San Giorgio di Piano de la región Emilia-Romaña provincia de Bolonia. Actriz italiana. 



Hija del violinista Gaetano Masina y la maestra Angela Flavia. De niña recibió una educación religiosa en el Liceo de las Hermanas Ursulinas y pasaba largas temporadas en Roma con su tía viuda. Estudió en la ilustre Universidad La Sapienza, de la capital italiana, donde se licenció en Filosofía y Letras. En el campus nació su vocación interpretativa, por lo que se integró en diversas compañías con las que ejecutó espectáculos de danza y teatro. En 1943 compatibilizaba el teatro con su participación como actriz protagonista del serial radiofónico "Terziglio". En la emisora, Giulietta dio con su Romeo, pues quedó cautivada curiosamente con el guionista del show, un joven que por entonces se dedicaba sobre todo a escribir en la revista satírica "Marc'Aurelio", y que se llamaba Federico Fellini. Giulietta y Federico se casaron el 30 de octubre de 1943, una fecha para la historia del cine italiano. A pesar del amor que sentían el uno por el otro, los primeros años de matrimonio fueron todo un reto, pues corrían tiempos muy duros por las penalidades derivadas de la II Guerra Mundial. Para colmo de males, Masina sufrió un aborto tras una desafortunada caída por las escaleras. El 22 de marzo de 1945 dio a luz al único hijo de la pareja, Pier Federico, pero éste falleció con un mes de vida, por insuficiencia respiratoria. 



Al término del conflicto, Giulietta protagonizó la obra "Angelica", de Leo Ferrero, junto al inmenso Marcello Mastroianni. Por esas fechas comienza a interesarse por el cine, debutando como figurante en la parte florentina de Paisá (Camarada), de Roberto Rossellini, que contaba con su marido en el equipo de guionistas. Interpretó su primer papel con texto en otra interesante cinta neorrealista, Sin piedad (1948), de Alberto Lattuada, con un libreto en el que también había colaborado Fellini. Masina encarnaba a Marcella, una chica voluntariosa de buen corazón que se convertía en amiga inseparable de la protagonista tras escaparse con ella de un internado. Pronto, Federico Fellini se decidía a debutar él mismo como realizador, primero dirigiendo conjuntamente con Lattuada la notable Luces de varieté (1950), donde Masina destacaba como la bondadosa y adorable novia del director de una pequeña compañía, que la deja abandonada deslumbrado por una ambiciosa y atractiva aspirante a actriz. Giulietta Masina pronto fue requerida por diversos cineastas para dar vida a personajes muy similares, en títulos como Una doncella en apuros (1951), Europa' 51 (1952)  o El suceso de Via Padova (1954), donde tenía un pequeño papel, de nuevo a las órdenes de Rossellini.


Pero fue con su marido con quien alcanzaría la gloria. Primero aparecía brevemente, como Cabiria, prostituta de nobles sentimientos, en la excepcional El jeque blanco (1952), debut en solitario de Fellini. Después, el realizador tuvo el acierto de brindarle a Masina un personaje que aprovechaba al máximo su potencialidad, la ingenua Gelsomina, de La Strada (1954). El guion estaba inspirado en la historia real de una disminuida psíquica que se quedó embarazada de un rudo vendedor ambulante. En la cinta, el protagonista era un colérico forzudo, Zampanó (Anthony Quinn en el mejor papel de su extensísima carrera), que compra a su paupérrima familia a Gelsomina. Ésta acaba actuando en su espectáculo como payasa, y soportará estoicamente sus continuas humillaciones. "Creo que hice la película porque me enamoré del personaje, aquella niña-viejita, un poco loca, un poco santa, de aquel desordenado, gracioso, desgraciado y tiernísimo payaso que llamé Gelsomina y que todavía hoy consigue hacerme llorar de melancolía cuando oigo su sonido de trompeta", recordaba Fellini. El inimitable Nino Rota puso la sintonía de tonos circenses. El filme ganó el Oscar a la mejor película extranjera, convirtió a Fellini en un punto de referencia del cine mundial, y a Masina en una estrella reconocible a nivel internacional. La actriz fue calificada por esta película como una versión femenina de Charles Chaplin, con cierta razón.


En un mundo de miserables fue también la inocente Iris, esposa de Picasso (Richard Basehart), pintor de medio pelo que se ve obligado a colaborar con un timador sin escrúpulos (Broderick Crawford) en Almas sin conciencia (1955). La aportación de Masina en esta ocasión es breve, pero es capaz de expresar con la mirada como nadie que está enamorada de su esposo, aunque éste se haya vuelto un delincuente. A continuación, Masina y Fellini rodaron una de las cumbres del cine europeo de los cincuenta, Las noches de Cabiria (1957), donde la actriz retoma a la prostituta que había aparecido brevemente en El jeque blanco. Se supera a sí misma como inocente meretriz que a pesar de que no para de llevarse palos conserva la sonrisa y el sueño de encontrar al amor de su vida. Pocas veces se ha visto en la pantalla a una intérprete capaz de expresar todo el complejo trasfondo de su personaje con una simple mirada. De nuevo Fellini se hacía con el Oscar a la película de habla no inglesa.


Giulietta también realizó un trabajo memorable en Julieta de los espíritus de 1965, donde era un ama de casa hastiada por la falta de interés de su marido. Como sospecha que éste tiene una amante, buscará respuestas en reuniones espiritistas. Veinte años después, a mediados de los 80, Fellini recuperó a su musa por última vez en la melancólica, nostálgica y entrañable Ginger y Fred. Marcello Mastroianni y la actriz interpretan a una pareja de imitadores de Fred Astaire y Ginger Rogers, que muchos años después de haber logrado la popularidad, se reúnen para un especial televisivo. Sin su marido como director, aunque sí como guionista, Giulietta también brilló como protagonista de Fortunella (1958), de Eduardo De Filippo, donde su personaje va a la cárcel por el hombre al que ama, un basurero encarnado por Alberto Sordi, pero éste se va con otra mujer. También tiene su interés Infierno en la ciudad (1959), de Roberto Castellani, donde encarna a una sirvienta reconvertida en delincuente, junto a Anna Magnani. Hasta incursionó en Hollywood, como una de las amigas anacrónicas de la condesa Aurelia (Katharine Hepburn) en La loca de Chaillot (1969), de John Huston y Bryan Forbes.


No son pocos los realizadores de cine que hubieran querido trabajar con ella, pero solía rechazar los papeles por miedo a fracasar. "Me arrepiento de no haber escogido algunos proyectos", recordaba la actriz. "Después de La strada, Michelangelo Antonioni me ofreció una película con un personaje completamente diferente, el de "La noche", que hizo Monica Vitti. Después del éxito que tuve con Gelsomina en La strada, tan 'clownesco', afrontar otro completamente diferente –porque era sobre una crisis matrimonial– me daba cierto temor. Dije que no y pienso que me equivoqué. También me arrepiento muchísimo de no haber rodado "Divorcio a la italiana", de Pietro Germi". Incluso el español Luis García Berlanga acarició un proyecto con ella. "También me duele haber rechazado un papel cuando viajé por primera vez a España, para el estreno de Las noches de Cabiria. Federico y yo conocimos a Berlanga, que nos cayó muy bien. Después, mantuve una entrevista con un periodista que me preguntó cuál era el personaje de la literatura española que me hubiese gustado interpretar. Intentando hacerme la ingeniosa dije que el protagonista de "El lazarillo de Tormes". Tres días después me telefoneó Berlanga, me ofreció hacer el Lazarillo y yo, presa del entusiasmo, dije que muy bien. La víspera de la firma del contrato, me entró tal pánico que renuncié. Fue un grave error".


Giulietta también obtuvo un gran éxito en la televisión, con las series "Eleonora" y "Camilla", que arrasaron sobre todo en Italia. Y tuvo su propio consultorio sentimental en la radio, titulado "Cartas a Giulietta Masina", que dio lugar a un libro recopilatorio de las misivas de los oyentes. Su último trabajo en cine fue la correcta Aujourd'hui peut-être... (Hoy, quizá...) de 1991 y de Jean-Louis Bertuccelli, donde era una abuela que reunía por última vez a su familia en una propiedad que acababa de vender. Justo un día después de cumplir las bodas de oro, Giulietta tuvo que decirle adiós a su querido esposo, Federico Fellini, que fallecía el 31 de octubre de 1993. Sólo le sobrevivió cinco meses, pues ella dejaba este mundo como consecuencia de un cáncer el 23 de marzo de 1994. Ambos fueron enterrados juntos, también con los restos de su bebé fallecido, en Rímini, la localidad natal del realizador. Hoy en día, un monumento en bronce junto a la tumba recuerda lo mucho que le debe el cine italiano al excepcional matrimonio. 

FILMOGRAFÍA seleccionada:


Paisá (Camarada) 1946

Sin piedad 1948
Luces de varieté 1950
Una doncella en apuros 1951
El jeque blanco 1952
Europa 1951 (1952)
El suceso de Via Padova 1954
La Strada 1954
Buenas noches abogado 1955
Almas sin conciencia 1955
Las noches de Cabiria 1957
Fortunella 1958
Infierno en la ciudad 1959
Julieta de los espíritus 1965
El gran amante 1966
La loca de Chaillot 1969
Ginger y Fred 1985
Aujourd'hui peut-être... (Hoy, quizá...) 1991

Carteles del resto de películas seleccionadas:

 

 

 

 

 
















Fuente: decine21.com
Fotografía: pinterest.com
Carteles películas: todocoleccion.net/filmaffinity.com/en.wikipedia.org/benitomovieposter.com